
Se trata de “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley. Seguro que la mayor parte de ustedes la han leído. Y los que no, no sé a qué esperan, la verdad. No les voy a hacer de “spoiler” – me encanta el término -, pero les adelanto que se basa en una sociedad futurista basada en la clasificación de los individuos – predeterminada desde la cuna – sobre la base de la capacidad intelectual (alfa, beta, gamma y épsilon, de mayor a menor inteligencia).
Viendo lo que ha pasado los últimos años, no puedo evitar la impresión de que la gestión clínica contemporánea – y más la gestión clínica contemporánea politizada que nos rodea – desea un mundo sanitario así, más o menos:
–Un mundo alfa, de políticos y altos directivos sanitarios.Gasto y grandes movimientos de presupuesto. Macrogestión y grandes pactos con otras fuerzas políticas y sindicales. Pocos, muy pocos. También me recuerda al “Inner Party”, de “1984”, de Orwell, otro de mis libros de culto.
–Un mundo beta, de gestores y cargos intermedios. Lo que llamamos la mesocracia. También les denominamos los politiquillos. Cargos directivos de mediana importancia que tienen un tiempo, en flujo con el estrato que veremos a continuación y, más raramente, con el que acabamos de ver. Son gerentes de macrohospitales o de Servicios de Salud. Sufridores y cínicos.
–Un mundo gamma, de “técnicos”. Usted puede ser un excelente neurocirujano, pero sólo es un “técnico”, según los dos estratos precedentes. No se diferencia en nada del resto de “técnicos” que conforman un hospital o un centro de salud, haya estudiado lo que haya estudiado, o sea su responsabilidad la que sea. Se calla y ejecuta órdenes. Usted no sabe nada de la complejidad del mundo de arriba, de lo posible y lo imposible, de las complejidades del gasto. No piense; ejecute.
–Un mundo épsilon, “la masa”. El usuario. A tener en la inopia profunda. Una inopia amable, disfrazada de caricia o sonrisa. Camuflado el desprecio cínico por panfletos guay, relativos a todo un mundo de derechos y posibilidades que raramente serán realidad, o lo serán con tal cúmulo de condiciones y cortapisas, que mejor dejarlo. El “soma” de “Un Mundo Feliz” es una cultura televisiva futbolera de teleseries de risa fácil. O ese es el concepto – y el trato – para los épsilon propiciado por este “Mundo Feliz” sociosanitario amparado por ciertas cadenas televisivas.
Esta es la base de la Medicina Basada en el Cabreo.
Aunque no es así. Nunca lo fue, de hecho.
1) Ni hay mundo épsilon, ni nunca lo hubo. El desprecio escondido hacia la ciudadanía esconde una profunda ignorancia, probablemente cómoda. La población es un mundo complejo compuesto por gente heterogénea, tan variopinto como las encuestas de opinión. La telebasura y sus consumidores no consiguen ocultar que hay una creciente masa gris social – por el color de la corteza cerebral – hasta el moño del cinismo de alfas y betas, dispuestos a liarla parda ante el retroceso progresivo de sus derechos.
2) El mundo gamma está hasta las narices de obedecer y recibir palos en la boca. Harto de la consigna fácil y el autoritarismo, y de ir diariamente a la trinchera, a tratar como enemigo a quien es el motivo de su existencia y quien debe ser su razón de ser profesional. Hastiados de diluir sus competencias profesionales en una palabrería de nuevo cuño como “gestión por competencias” o “sostenibilidad del sistema”. Desencantado ante un mundo beta que muestra un infinito desdén por sus inquietudes profesionales, y les responde – tantas veces – dándoles órdenes a gritos.
3) Los beta son ya conscientes de que están ahí un ratito, al albur de los tiempos políticos. Víctimas de pasiones humanas, como la ambición o el egoísmo. Aquellos de ideales más nobles se carbonizan rápido, y vuelven al gamma, a vegetar o a escribir sus memorias. Unos pocos vuelan más altos, de la mano de este o aquel, a justificar lo injustificable, mirando hacia donde conviene y hablando de lo que hay que hablar, esperando en el salón de los pasos perdidos para entrar en…
4) El mundo alfa. Pero, de estos, mejor no hablo, ¿Verdad?
Lo sorprendente – y lo valioso de “Un Mundo Feliz” – es lo universal que es esta estructura, sea en la antigua Unión Soviética o en los modernos Estados Unidos de América. Pero seguimos hablando otro día, que el post me salió muy largo.
Como pausa para publicidad, deciros que mi primera novela KOL Líder de Opinión sigue sumando reseñas. Os dejo la última, nada menos que de @FernandoFabiani, médico de Atención Primaria, actor y escritor (“Venga sin Cita”). Interesados, picar aquí.
@frelimpio
Nada, gracias a ti, por estar ahí, por el interés y la participación. Para mí es un honor todo esto…
genial como siempre, desde luego refleja el sentir de muchos de nosotros Federico, gracias por expíesar tan bien nuestros pensamientos.