Como muchos, tengo grandes recelos por la llegada del PP al poder en Andalucía, culminando una cuota de poder inaudita en España desde el advenimiento de la democracia y permitiendo aflorar ciertos temores sobre la evolución de la calidad de la misma de ahora en adelante. Pero lo del régimen andaluz – el PRI de nuestro tiempo – es de vergüenza. Treinta años de gobierno absoluto, o casi, dan para un profundo entramado de intereses institucionales, partidarios, personales, familiares y empresariales, pagados con el dinero de todos o con las subvenciones estatales o europeas, cada vez más menguantes. Los escándalos recientes permiten ver la punta del iceberg y el hedor del cadáver en descomposición en el armario. Las reacciones clarificadoras de las instituciones autonómicas han sido del todo insuficientes. La administración andaluza, a estas alturas, parece un inmenso queso de gluyère o, por mejor decirlo, «la cosa nostra», porque suya es la cosa entera. Hay veces que, pestazo obliga, hay que votar castigo. Aunque sólo sea para poner a uno que sepa que podrá ser castigado más adelante. http://tontosantajusta.blogspot.com/2011/06/el-tsunami.html