Creo que en los años venideros gastaremos poca energía en estas polémicas. ¿Alguien se pelea por quitarle el nombre de una calle a Antonio Maura? Pues fue el ministro de Alfonso XIII encargado de la violentísima represión de la Semana Trágica de Barcelona. ¿Y alguien discute por quitarle a Weyler los lugares en España donde se honra su memoria? Pues fue el militar español encargado de la fase álgida de la guerra de la independencia cubana. Sus draconianas medidas causaron la muerte – ¡de hambre! – de una cifra valorada entre un millón de personas por la prensa antiespañolista y trescientos mil por fuentes más conservadoras. Más o menos como todos los muertos de la Guerra Civil Española. Que tu nombre figure en un letrero de calle o plaza depende sobre todo que gobiernen tus amigos mucho tiempo, el suficiente como para que nadie se acuerde de lo que has hecho. Y de que no te viva una víctima o hija de víctima y que tengas un gobierno enemigo deseoso de utilizar la situación. Durísimo, pero así de triste.
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