Jaffe revuelve la bolsa de patatas kosher. «La web nos ha dado a todos un enorme megáfono». La libertad de expresión, explica, ya no se limita a decirle lo que queramos al de al lado: lo podemos bloguear, decírselo a todo el mundo. «La tecnología potencia ese tipo de libertades». Pero no todo el monte es orgasmo, que dice el chiste. Jaffe asume que el asunto privacidad es peliagudo. «La gente, cuando envía un e-mail, accede a una web o a una red social, no sabe cómo es de vulnerable su información personal. Los técnicos tienen que lograr mecanismos de control obvios e intuitivos».