El español empezó como una forma del latín «mal hablado». De Adriano se reían en Roma por su latín con fuerte acento hispano. Hoy el latín es una bellísima lengua muerta – tal vez una pesadilla académica para alguno que otro – y el español es una realidad viva y pujante para más de quinientos millones de personas en varios continentes. Los localismos y variedades regionales en acentos no hacen sino dar más esplendor y riqueza a la lengua de Cervantes, Vargas Llosa y García Márquez. Son estas peculiaridades las que nos recuerdan la diversidad de tierras donde uno puede comunicarse sin hacer esfuerzos especiales, dando gracias a Dios.
Blogsite: http://tontosantajusta.blogspot.com/